martes, 28 de junio de 2016

Calidad educativa desde la perspectiva de las “escuelas que aprenden”, 
de Peter Senge.

¿Contribuye la educación a disminuir las brechas de desigualdad social?

En las agendas de Instituciones Públicas  del estado, incluyen  temas enfocados a erradicar la pobreza, la desigualdad, discriminación, generar oportunidades laborales y se discuten temas relacionados a mejorar las oportunidades de acceso  a una educación de calidad para todos y todas. Sin embargo, las políticas neoliberal establecidas a nivel internacional y nacional, acentúan las desigualdades sociales y promueven la exclusión de muchos sectores vulnerables de la población salvadoreña.
Las escuelas se ven afectadas por una serie de presiones externas desde la sociedad, comunidad, la familia, que afectan directamente a niños y niñas: por ejemplo en la estructura familiar, muchos hogares en la actualidad son liderados por mujeres relativamente jóvenes que asumen la maternidad solas y la carga laboral, conviven junto a familias extensas donde el niño interactúa con diferentes miembros de la familia y diferentes tipos de liderazgos, también cambios en las tendencias de cultura popular influenciadas a su vez por la televisión, modas, internet, influencia de amigos y otros compañeros,  etc., Todas estas influencias local, regional e internacional contribuyen a generar  problemas como violencia, abusos infantil, maternidad adolescente, desintegración familiar, abandono afectivo por parte de los progenitores, drogadicción, etc, las escuelas tradicionales en su mayorías instituciones públicas y privadas en El Salvador, no están contribuyendo a disminuir las brechas de desigualdad social, sino a marcar esas diferencias lo cual se puede observar en datos de la prueba PAES, los datos más bajos son de las escuelas públicas y la única universidad pública del país no cubre la demanda de estudiantes que año con año se someten al examen de ingreso dejando fuera en su mayoría a estudiantes con bajo rendimiento académico provenientes de hogares en condiciones de vulnerabilidad.  
Al evidenciar las problemáticas que afectan el entorno social, la comunidad y a las familias, “las escuelas que aprenden” como plantea Peter Senge, es probablemente la única oportunidad que tienen la persona de romper el círculo de pobreza y limitaciones heredados de sus progenitores, bajo estas condiciones las escuelas que aprenden es una luz de esperanza que debe potenciar las ideas de revitalizar y renovar a los sistemas educativos, y reconciliar las aspiraciones de sus miembros, la conciencia de conjunto y el deseo de construir juntos el desarrollo de capacidades que permita lograr metas individuales y colectivas a través del funcionamiento en la gestión de la institución escolar.

Cada generación vive experiencias diferentes en el ámbito educativo, según Peter Senge: “Las escuelas que entrenen a los alumnos para obedecer y seguir las reglas sin cuestionarlas, no los preparan bien para el mundo en que les tocará vivir”., para quienes han  vivido experiencias educativas represivas con correctivos drásticos (golpes, gritos) con el objetivo de “aprender” esto llega a significar “acumular conocimientos" y "practicar constantemente”, que un sinónimo de educación bancaria. Aquellas personas que tuvieron maestros que desarrollaron su motivación por el estudio, voluntad de alcanzar metas, gusto por la lectura, guarda con cariño y admiración recuerdos de esos maestros que se interesaron por ellos, que le dieron consejos, lo animaron a avanzar, estas personas asumen el aprendizaje desde un enfoque como plantea el Antropólogo Edward T. Hall-. "Aprender es a la vez hondamente personal e inherentemente social: nos conecta no sólo con el conocimiento, en abstracto, sino con nuestros semejantes”. El segundo tipo de maestros contribuye con su actuar a formar el dominio personal, visión compartida, modelos mentales, aprendizaje en equipo y pensamiento en sistema en las y los educandos.
Las escuelas que aprenden están invitadas a “Mejorar los resultados numéricos y mantener espacios seguros para el aprendizaje”, sin sustituir la visión amplia, individual y colectiva de las y los participantes.
En conclusión las escuelas que aprenden son aquellas que están rompiendo los paradigmas de que el estudiante deben complacer al maestro en primera instancia, luego en la sociedad y en el ámbito laboral a los jefes para lograr ser aceptados y adaptarse al sistema sin cuestionarlo.  La calidad educativa no debe ser un proceso de crisis o evolución sino un acto planificado, un compromiso de la presente generación para el futuro que busque cuidar la salud mental de las y los niños así como de las madres y padres que esperan que sus hijos/as tengan las oportunidades que ellos no tuvieron en el pasado. La educación debe potenciar a la personas de forma integral para que sean exitosas. La comunidad y la escuela son espacio de aprendizaje y este  es un proceso que dura toda vida.


Senge, P. (2002). “Escuelas que aprenden”. Bogotá: Norma.

PERISSET P. “Los docentes y las oportunidades educativas: ¿ayuda para superar las desigualdades o tendencia al refuerzo de las mismas?”.  Instituto Superior de Formación Docente “María Auxiliadora”. Revista Iberoamericana de Educación. Argentina.